
Kuerten estaba emocionado y conmovido hasta las lágrimas. Fue ovacionado por todos los espectadores presentes en el estadio principal Phillipe Chatrier, lloró al terminar el encuentro, cuando recibió en trofeo en reconocimiento a su carrera y hasta cuando sus colegas le brindaron un cálido aplauso en la sala de jugadores.
Para Guga el Abierto de París es como su casa; allí se coronó campeón tres veces (1997, 2000 y 2001) y cada vez que lo jugó recibió un gran cariño de parte de la gente. "Roland Garros ha sido especial, me ha permitido avanzar con mi corazón, con mi amor. Es mi vida, mi pasión. Es algo muy grande estar aquí con mi familia, mi entrenador, con todos. Haber ganado aquí tres veces fue algo muy grande", confesó.
A pesar de que Guga no pudo hacer mucho frente a Mathieu, no importó. Lo único que importó es que se retiró un grande, un ídolo que escribió su página en la historia del tenis mundial y siempre será recordado con gran afecto.
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